¡Mora en mí, limpiame!
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mi". Salmo 51:10.
Cuando la biblia habla del corazón no solo se refiere al músculo de late para bombear la sangre que ha de dar vida a nuestro cuerpo. También se refiere al alma, el ser interior, donde se asientan las emociones, los pensamientos, aquello que te mueve a pensar, a actuar, a tomar decisiones y a obrar.
El Rey David, oró con angustia de alma y quebranto de espíritu y dijo: Oh Dios crea en mí un corazón, limpia y renueva un espíritu recto dentro de mí. Cuando El Señor entra al corazón del hombre, hay un poder trasformador que ayuda al creyente a ver las cosas diferentes; Reconoce su condición, Deja de ser orgulloso, La dureza del corazón es cambiada por sensibilidad, Llega el gozo, Hay ternura, Se compadece por los demás, Deja que la palabra de Dios le molde.
Mantengamos nuestro espíritu limpio para que nuestro invitado especial que es cristo Jesús pueda morar en el y se sienta a gusto de esta en un lugar limpio, puro e intacto. Pidamos a Dios que unja con el aceite fresco de su Espíritu y crea en nosotros un corazón limpio y renueve un espíritu recto dentro de nosotros. Pose con su gracia y amor cada facultad de nuestro ser. Que los pensamientos que fluyan de nuestra mente hoy, las palabras que se desprendan de nuestros labios, los pasos que marquen nuestros pies y nuestros hechos sean hoy la demostración viva de un corazón limpio y un espíritu recto dentro de nosotros. Dejemos que Dios more en nosotros cada día.
Juventud es estar contento
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento." Eclesiastés 12:1
Este versículo nos deja claro que, como aclaramos anteriormente, el contentamiento lo tendremos en nuestra juventud, pero aún así nos manda a que nos acordemos de nuestro Creador en esos días de contentamiento, porque sobre todas estas cosas nos juzgará Dios (Eclesiastés 11:9).
Los jóvenes asisten a donde hay otros jóvenes, y estos se divierten de una manera desenfrenada porque desconocen alguna otra forma de entretenimiento sano. Si fuese normal que los jóvenes se reunieran en la azotea de un edificio a contar los aviones que pasan en el cielo, de seguro otros jóvenes se sentirían atraídos a realizar la misma acción; de la misma manera los jóvenes van tras ambientes donde predomina el alcohol y otros degradantes morales porque allí se encuentran otros de sus mismas edades. El punto en todo esto es que si más jóvenes optan por divertirse y gozar su juventud de manera honrada, más jóvenes se irán sumando a estas acciones prudentes, porque así es como funciona la juventud.
Una juventud mal aprovechada puede llevarte a perder la vida, así como muchos otros ya la han perdido a causa de estos medios corrosivos que no prometen nada más que algo efímero y pasajero. Alegraos ahora y en el futuro, con nuestra vista puesta en la promesa de nuestro Señor Jesús, porque esta alegría es verdadera y es para siempre.